22.3.14

Ese guiño que me enviaste

Fue al terminar  la reunión trimestral de coordinación. Me levante rápidamente, el reloj me marcaba el compromiso familiar. Una casual/intencionada mirada hacia ti  me envió  EL GUIÑO. Un guiño que solo duro un instante, medio segundo, dos aleteos de colibrí, medio claxon de coche deportivo rojo, un cuarto de gong de restaurante chino, medio silbido del jefe de estación,... Esa expresión facial me heló las entrañas, me estremeció la sensualidad (si es que se puede estremecer)... tiempos pasados llenos de pasión me llenaron la mente y el corazón. Por mi mente pasó la película de los seis años de amor, complicidad, placer, respeto, pasión,... A los tres días, el nuevo compañero de departamento, me guiño el ojo. Me sonroje. Me estremecí. Me descoloqué. A la semana, el conductor del bus, me guiñó el ojo, me sorprendí. Al mes el carnicero del mercado, me guiñó el ojo, me interrogué.

Conclusión: hay quien guiña por complicidad, hay quien lo hace por cortesía,... y hay quien lo hace porqué tiene un TIC.

Coñe!!! yo que pensaba que tu me querías recordar los años de inmenso amor. Pues parece que tenias una mota en tu ojo, una pizca de carbón del staedtler.